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EL VIERNES SANTO Y EL RECUERDO

El Viernes Santo y el Recuerdo. La polémica del «lazo blanco».

cristo_con_la_cruz_a_cuestas-_el_greco_dscn63721Esta Semana Santa hemos leído cosas asombrosas. Ejemplo: El presidente de Facua Castilla y León, Jesús Ulloa, en referencia al lazo blanco que en muchas procesiones se muestran como signo de rechazo a un crimen: el aborto, ha explicado a Efe que una vez que un acto como las procesiones de Semana Santa pasa a ser un acto que muestra el rechazo a una actuación política «se convierte en una manifestación y como tal hay que tratarlo». Así ha ha pedido que los antidisturbios disuelvan las procesiones en las que se muestren lazos blancos contra el aborto porque, a su juicio, dejarían de ser actos sociales y religiosos y se convertirían en manifestaciones no autorizadas.

He aquí un ejemplo de falta de respeto a la libertad, a la libre manifestación pacífica y a la democracia.

Pero ante una pretensión tan anacrónica, por fin muchos cristianos han comprendido lo que significan las procesiones de Semana Santa. El aborto está íntimamente unido a la Pasión de Cristo, de la misma manera que lo están la guerra, el hambre y tantas otras injusticias

lazoblancodina4Porque las procesiones de  Semana Santa no son unas puntuales escenificaciones callejeras con un interés turístico. Las procesiones (todas las procesiones de Semana Santa) son un recuerdo vivo de la Muerte y Resurrección de Jesucristo. Por eso es imposible separar esas procesiones de la Pasión de Cristo. El aborto como cualquier otra conducta negativa (guerras, hambres, injusticias…) tiene que ver con la Pasión (Semana Santa) de Jesucristo.  No, como dice el editorialista de El País (9 abril 2009), que » las celebraciones de Semana Santa más que religiosas son populares». Son religiosas y como religiosas vividas por el pueblo. Esa es la cuestión.

¿Por qué, entonces, esa polémica?. ¿Les recuerda el lazo que el aborto es un crimen?

La Iglesia Católica apoya esos signos como el lazo blanco. No podría ser de otra forma. La Iglesia asume la democracia y la laicidad como algo positivo. ¡Cómo no!. Y propone (no impone) valores evangélicos con convicción y sin ocultarlos.  Y un valor fundamental es el respeto a la vida desde su inicio hasta su final.

Quizá el presidente de Facua Castilla y León, Jesús Ulloa, olvida que el primer valor y esencial valor es el derecho a la vida. La ley del aborto es un abuso de poder, aunque las leyes en un momento determinado se empeñen en decir lo contrario. Hay derechos que tiene categoría prejurídica, sin los cuales la norma carece de fundamento y de fin.

Los cristianos son también ciudadanos de este mundo y, como tales, tienen el derecho y el deber de intervenir en la vida pública.

Una sociedad democrática tiene que regularse democráticamente, aceptando la voluntad mayoritaria de los ciudadanos. Eso no quiere decir que las diferentes instituciones, organizaciones, no puedan proponer sus convicciones y sus visiones de la vida, pero siempre respetando a los demás, y argumentándolas racionalmente: Eso es lo que se hace en esta Semana Santa llevando el lazo blanco en las procesiones. Hay que defender las convicciones en la plaza pública. Porque las las hermandades no son partidos políticos, son asociaciones de laicos cuya misión es revitalizar la vida cristiana de sus socios y el compromiso de los católicos con su tiempo. Lo realmente tergiversador sería desnaturalizar estas expresiones de la religiosidad popular, convirtiéndolas en algo simplemente cultual vacías e inofensivas.

Aborto y/o Eutanasia. Temas de actualidad

¿El aborto y la eutanasia son temas opinables?qpiensanqnopiensan

Los que ostentan los hilos del poder (políticos, prensa, determinados creadores de opinión, llamados intelectuales), argumentan con frecuencia que el discurso de la Iglesia Católica (y otras religiones) contra el aborto y/o la eutanasia no debe pasar la línea de la opinión y nunca se debe exponer con razonamientos para convencer según el pensar de de la Iglesia Católica.  De esa forma se argumenta con frecuencia y con acentos de pensamiento democrático o con argumentos de voto parlamentario, diciendo que oponerse al aborto o condenar la eutanasia, es algo que depende de las convicciones personales, de las creencias privadas de las personas, y nadie (sobre todo si es un creyente) debería imponer su punto de vista a los demás.

Afirman que es sinónimo de fundamentalismo afirmar no entender que la democracia posibilita el pensar que ante temas como el aborto y la eutanasia nadie puede presumir de poseer la verdad. Entonces, -concluyen-, en temas como estos el Estado debería permitir que cada uno decida según sus principios personales, sin que ninguna religión imponga a los demás su punto de vista. Lo contrario, dicen, es intolerancia, no saber vivir en democracia y raya el fundamentalismo y fanatismo.

Detrás de esta forma de pensar (muy presente en nuestra sociedad) reside un sofisma y un error. Error que consiste en confundir lo que es opinable con lo que es justo y recto. Y el pensar que todo lo que sea opinable puede ser aceptado. Y como -dicen-, esos temas (aborto y eutanasia) son asuntos que dependen de las creencias de la gente, entonces deberían quedar relegados al ámbito de lo privado.

¿Qué significa aborto y/o eutanasia?

Hay que aclarar que cuando hablamos de aborto y de eutanasia estamos hablando del deseo que tienen unos seres humanos de acabar con la existencia de otros seres humanos, lo cual destruye la justicia social y va contra el derecho a la vida. Estamos atacando los más claros derechos humanos: el derecho a la vida. Por eso, no estamos ante un tema opinable, algo que tiene que ver con lo que cada uno puede hacer  en el ejercicio de la propia libertad sin dañar los derechos de otros.bebe1

Atacar el derecho a la vida (eso es el aborto y la eutanasia) desde la decisión de los más fuertes, los que más votos tienen, los que ostentan el poder e imponer sobre los más débiles, los embriones y los fetos, la decisión de que no deben vivir, o sobre los que en una situación de enfermedad importante o de dependencia, deben dejar de vivir, es permitir una injusticia grave, propia de comportamientos autoritarios, totalitarios y basados en el poder del voto. Eso -cuando se lesiona un derecho fundamental- no se puede llamar conducta democrática.

De ahí que quienes argumentan que las religiones no deben (si quieren convivir en una sociedad democrática), imponer su punto de vista a los demás, habría que decir para ser justos que lo que hacen es no imponer sino proponer ese punto de vista de defensa de la vida.
Cuando en realidad, sucede que son los defensores del aborto y de la eutanasia (y aquí incluyo a los que permiten con su voto en el Parlamento el extender leyes permisivas en esa dirección), lo que hacen es imponer su punto de vista, hacernos ver que sólo “su” verdad vale para la vida social y es la postura democrática. En realidad, son los grupos pro aborto y pro eutanasia los que caen en una actitud violenta al defender, como si se tratase de un “derecho”, el que unos puedan acabar con la vida de otros.

Oponerse al aborto y/o eutanasia es defender la vida

Oponerse al aborto y a la eutanasia no es, por tanto, algo que dependa simplemente de las ideas religiosas, ni algo que puede quedar relegado al mundo de las opiniones subjetivas. Más bien, oponerse al aborto y a la eutanasia es la consecuencia lógica de quienes defienden el respeto de los derechos humanos de todos, lo cual es un requisito básico para garantizar la convivencia en la sociedad.

La defensa del derecho a la vida, como bien decía Norberto Bobbio, no es monopolio de los creyentes. Todos los hombres y las mujeres de todas las creencias y de todas las opiniones están llamados a defender ese derecho.